En la región del Pato desempeña un destacado papel como guía y contacto de las huestes guerrilleras al mando de Marulanda. Carabina en mano rompe los cercos de la Operación Sonora, junto a un puñado de selectos guerrilleros que se vestirían de hazaña y heroísmo en una misión que muchos habían catalogado de imposible. En Urabá, Zona Bananera, se destaca por el talento en la construcción de lo que hoy viene a ser el Partido Comunista Clandestino Colombiano. Su vida colmada de victorias se apaga el siete de septiembre del 2003 bajo el sol radiante de la costa caribe colombiana, donde permanece en el recuerdo de los pueblos y la guerrillerada.
Memorables marchas, ríos caudalosos, trochas y caminos, son testigo de su siembra insurgente. En selvas, llanuras y páramos de la patria, queda su huella imborrable de quijote, su ejemplo invencible de guerrero, su aliento de camarada. En su incansable trasegar por la justicia social, Nariño es paradigma para las presentes y futuras generaciones de jóvenes comprometidos con los cambios sociales. Nariño encarna los principios de sacrificio, abnegación y subordinación, que son esencia del guerrillero fariano.
Desde el Campamento “Las lluvias”, durante los preparativos del Pleno de 1972, Manuel Marulanda advierte sobre la necesidad de adoptar una política de formación de los cuadros político-militares que debían liderar el Ejército del Pueblo. Se refiere a Nariño y a otros camaradas que como él, desde temprana edad se han colmado de victorias en el campo de combate, pero que por la falta de oportunidad de ingresar a una escuela, a un colegio, y mucho menos a una universidad, debían enfrentar y superar otro reto: el de elevar el nivel político, ideológico y cultural a la altura de su papel de dirigentes, simultáneamente con las misiones de trabajo y fusil. Nariño sobresale en la asimilación y cumplimento de esta tarea, dándole a su proceso de formación como cuadro revolucionario y comunista, una importancia especial.
Una juiciosa reconstrucción de nuestra conflictiva historia, debe dejar constancia que el surgimiento de mujeres y hombres como Efraín Guzmán, obedece a la necesidad de resistencia de un pueblo, de asumir la defensa de los derechos de los excluidos, de los victimizados, hambreados y perseguidos por las criminales políticas de Estado, inspiradas en la Doctrina de la seguridad Nacional.
Sin la lucha y rebeldía de mujeres y hombres como Efraín Guzmán, el comandante Nariño, nuestra patria hoy sería otra estrella incrustada en la bandera gringa; Por fortuna, ante la indignidad de las clases gobernantes, aparecen hombres con “cierta cantidad de decoro”, que como dijera el apóstol de Cuba: “tienen el decoro de muchos hombres”
Valores y ejemplos de humildad, sencillez y mística revolucionaria enseñados en la práctica de su vida guerrillera por el comandante insurgente, son dignos referentes para la construcción de una nueva sociedad y un nuevo país; una Nueva Colombia donde desaparezca el egoísmo, la avaricia, el individualismo y la corrupción, y en su lugar se instaure la justicia social.
URL corta:http://goo.gl/QYA11c