No se está hablando de impunidad en La Habana. Estamos de acuerdo, como dice la senadora, que impunidad es no reconocer responsabilidades. Lo reiteramos: antes de aplicar el sistema de justicia que se convenga es imperativo conocer la verdad. En Colombia hay personajes que parece le tienen más miedo a la verdad que a la cárcel. Si se va a hablar de justicia ya, es fundamental que la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la no Repetición, comience a trabajar inmediatamente. Necesitamos la verdad que salga de los labios de los actores del conflicto y de las víctimas. La base de la justicia integralmente reparadora es la verdad, hoy consagrada por la legislación y Naciones Unidas, como el primer derecho inalienable de las víctimas. Dejar la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad para después de la firma de la paz, es abrirle las puertas a imputaciones sesgadas y a la impunidad de los máximos responsables y determinadores de la violencia.
La reparación sin duda, debe ir absolutamente ligada a la no repetición, y en este campo uno de los aspectos ineludibles es el esclarecimiento y la erradicación del paramilitarismo, porque como ha dicho la Senadora Morales, este fenómeno “estuvo amparado y fortalecido dentro de la institucionalidad que Álvaro Uribe considera perfecta”. Abordar urgentemente estos temas es parte esencial del desescalamiento, el cual “no es el triunfo de una de las partes en la Mesa, es el triunfo de la razón”, cuyo camino no es otro que el de la participación del soberano en la Asamblea Nacional Constituyente.
La llama de la verdad deberá alumbrar el sendero que conduce a la paz; en tal sentido es apremiante poner en marcha la comisión de Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y no Repetición y la apertura de los archivos, contando con las víctimas del conflicto, como protagonistas del nuevo escenario de reconciliación de tal manera que en la búsqueda de vida digna, creen justicia en vez de recibirla pasivamente.