En medio de una ofensiva mediática sobre el proceso en que estamos las FARC-EP empeñados con el objetivo de encontrar una SALIDA POLÍTICA al conflicto, se ha abierto una discusión de tipo ideo-político con varios sectores políticos (muy pocos realmente) y de algunos columnistas, que se presentan como de “izquierda” en el país y otras regiones, que, en el fondo pareciera que son más bien socialdemócratas que coinciden en algunas posiciones con la derecha y el régimen de Gobierno colombiano, desconociendo las causas que originan el conflicto y la ausencia de paz en Colombia.
Se nos pide "dejar las armas para hacer política" en una clara referencia a desmovilizarnos y hacer campaña electoral, participar en las elecciones, llegar al congreso (no a la presidencia) y desde allí proponer las reformas y modificaciones que se necesiten para erradicar los problemas económicos, políticos, sociales, ambientales y culturales que estamos planteando! Pero la realidad “democrática participativa” en Colombia es muy diferente a la vía democrática electoral que en su pasado reciente tuvieron países como Venezuela, Nicaragua, Bolivia y Ecuador, para solo hablar de América Latina. En Colombia el poder del dinero y de las armas cierran esos espacios. Nuestra historia demuestra otra realidad.
ENTONCES…..CUAL ES LA DISCUSIÓN?
No se trata de que “gane” la insurgencia en los Diálogos de Paz, ni que las FARC-EP claudiquemos o que régimen pueda eliminar a su enemigo físicamente. El gobierno y dichos sectores piensan que estamos “negociando”, por su visión que tienen de la sociedad y la economía como transaction o business y que nuestra presencia en la Mesa de Conversaciones es porque estamos “débiles” o porque “quieren desmovilizarse”, como lo hicieron en el pasado grupos como el EPL, el M-19, el Quintín Lame, etc., a cambio de prebendas y acomodos en puestos del Estado.
Tampoco de que aspiramos a que nos hagan “la revolución por decreto”, como han dicho otros. Nada de eso. El cambio o revolución la hacen las masas populares movilizadas en un frente amplio, sin sectarismos ni vanguardismos y con nosotros podrán contar pues estamos y estaremos hombro a hombro con las mayorías patrióticas en el futuro que nos toque. Se trata es de que gane la razón y se imponga la voluntad y el deseo de las grandes mayorías que desean se termine la guerra, con su lucha y movilización, se eliminen las causas originarias de la violencia, se abran las puertas de una democracia real y se dé solución a las necesidades más apremiantes del pueblo colombiano, o mejor de la nueva realidad latinoamericana y caribeña.
Nunca hemos ocultado nuestros objetivos estratégicos de la lucha por disputarle el PODER a la oligarquía: Construir la Nueva Colombia libre de la dependencia imperial, democrática entendida como participativa y protagónica de nuestro pueblo, y encaminarla a los nuevos estadios que se abren paso en América Latina: El Socialismo del siglo XXI que, como soñara nuestro padre Libertador, Simón Bolívar, signifique no solo nuestra segunda y definitiva independencia sino “la mayor suma de felicidad para el pueblo”. El capitalismo neoliberal ya no da más como lo confirman la mayoría de países europeos que hoy en día, bajo la dictadura del euro de bancos y corporaciones financieras, resisten y luchan contra el capitalismo.
Recuerdo en mis reuniones con las comunidades, los textos sagrados a quienes son cristianos. Los Apóstoles fueron los primeros en implementar un tipo de socialismo cristiano en aquel entonces, cuando registraron cómo organizaban y tenían todas las cosas en común de tal manera que “a cada uno repartían según sus necesidades y a cada cual de acuerdo a sus capacidades”.
La Humanidad tuvo un comunismo primitivo antes de que surgiera el concepto de dinero y de propiedad privada, y tendrá un comunismo científico al final de sus tiempos. Lo que pasa es que la palabra ha sido no solo demonizada sino mal interpretada y pésimamente aplicada bajo determinados intereses. Y a todos asusta como un fantasma.
El Socialismo es una orientación y construcción, no una imposición política a los pueblos. Es una forma de pensamiento y de producción a la que la humanidad llegará históricamente a medida que vaya resolviendo sus contradicciones internas y sus conflictos de clase. Y puede acelerarse el proceso en la lucha democrática cotidiana en campos y ciudades. El aire que respiramos es común a todos, la naturaleza proporciona sus vibraciones en común, las radiaciones electromagnéticas del Sol son para todos, y la coexistencia armónica sí es posible dentro de una sociedad comunitaria, solidaria, tierna, científica.
Lo que se derrumbó en la antigua URSS no fue esta concepción del mundo, todavía vigente en contraposición al imperialismo salvaje, lo que se derrumbó fue el sovietismo (burocratismo, corrupción, etc.), infiltrado por las mafias y la penetración mediatica, ideológica del capitalismo global. El dios moneda que todo lo corrompe y los medios de desinformación de propiedad de grandes consorcios económicos y financieros.
Cuando cada terrícola desencarne sólo se lleva el grado de inteligencia con que se haya capacitado en esta tierra, pero como dice la filosofía popular en su canción, ni el novillo gordo, ni las finas joyas, sólo la mortaja, y de su carne alabastrina y pura se revientan de gordos los gusanos.
Bernardo Salcedo