Ha sido una práctica de las sociedades divididas en clase, donde los que detentan el poder siempre han intentado borrar las ideas libertarias asesinando a los líderes que las propagan y defienden, estúpidamente convencidos que matando al hombre, matan las ideas. Olvidando lo ratificado por la vida, que cuando estos casos se dan, las ideas que quisieron matar se propagan mucho más rápido, germinando con toda la fuerza que da la razón y las causas justas, en la conciencia de los hombres honrados.