Quisiéramos que todos pasaran esas festividades cargadas de felicidades, conociendo nuestra geografía, nuestra naturaleza, la riqueza y biodiversidad tan rica que tenemos los colombianos, para que nuestros hijos, nietos, la sigan conservando por el bien común. Sus paisajes, montañas, paramos, parques, ríos y afluentes únicos en el mundo, exigen luchar para seguir conservando el medio ambiente como tarea de todos, conservar lo que nos pertenece, lo que nos da vida. No puede seguir amenazada nuestra tierra nuestro planeta por la voracidad de los capitales extranjeros.
Sin duda la mejor felicidad es pasar unas festividades sin cargas impositivas, que tanto hacen daño a los necesitados, a los que pagan arriendo, a los que no tienen transporte, salud, educación, tierra, o un empleo favorable para su sustento.
Quisiéramos que desarticularan las amenazas más graves para una sociedad que quiere vivir en paz, el desmonte del IVA, el UPAC; (UVR) el cuatro por mil, los peajes, los impuestos desorbitantes que padecen los colombianos, donde ya nos cobran hasta el aire mismo que respiramos, donde cada niño que nace ya está en deuda con los capitales extranjeros.
Los mayores deseos es que el próximo año todos y todas tengamos un salario mínimo que verdaderamente se acople con nuestras necesidades básicas, que en los salarios haya equidad y no privilegios. No se explica que en un país productor de petróleo tengamos que pagar la gasolina más cara del mundo, a pesar de que este baja cada día la gasolina sube, la única explicación a esta situación es la de engrosar los bolsillos de quienes manejan estas empresas, y se lucran de nuestros recursos.
Hacemos votos porque el próximo año sea el punto de referencia de una paz estable y duradera, con justicia social, con el desmonte de la política neoliberal, con reversar el afán de vender nuestros recursos y privatizar nuestras empresas. Que los tres poderes trabajen por el bien común, por el interés de las mayorías, por la honra y bienes de quienes habitamos esta maravillosa tierra. Que no se siga llenando las cárceles de inocentes, que no se siga muriendo la gente en las colas de los hospitales, que no se siga discriminando la mujer, que los niños y niñas puedan jugar tranquilos, correr, reír y llorar por la alegría y la felicidad.
Unas festividades en familia amándose, compartiendo lo bueno, recordando el pasado y viviendo el presente, pero por su puesto preparándose para el futuro, dejando atrás los odios y los rencores, infundiendo paz desde la familia son nuestras recomendaciones.
Las FARC-EP integrada por hombres y mujeres seguiremos dando todo por alcanzar el sueño más anhelado de la humanidad: vivir en paz, como derecho síntesis. Todos los que hemos acogido este camino, lo que tenemos que dar son conocimientos, ideas y lo más sagrado: la VERDAD. A ella no le tenemos miedo, convivimos con ella y por ella existimos. NUESTRAS FELICIDADES.
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